En palabras de J.P. Sartre «Un étre pour autrui», un ser para los demás; personas que necesitan a cualquier precio la aprobación de los demás, que basan sus relaciones en agradar a todos, la obsesión por conseguir la perfección, porque nos vean perfectos.
Los seres humanos somos sociales, por lo que cierta búsqueda de aprobación y afecto por parte de los demás es lógica y normal. Necesitamos sentirnos integrados dentro de un grupo social, lo que nos genera bienestar y sentimiento de pertenencia. La elevada autoexigencia así como la extrema necesidad de que los demás me reconozcan como válido y me quieran puede llevarnos a desarrollar serios problemas.
Las personas que se regulan desde esta necesidad temen equivocarse, se esfuerzan por no cometer errores, lo que le lleva a reforzar los sentimientos de inferioridad. En realidad el error es inherente a cualquier proceso de aprendizaje, no es posible aprender a manejarnos de forma equilibrada sin equivocarnos.
Además, equivocarse es un concepto relativo que depende del punto de vista de cada uno. Resulta imprescindible aprender a manejarnos en el error, desdramatizarlo, normalizarlo, extraer el aprendizaje que resulta de la experiencia. Considerarse un ser válido y digno de amor únicamente si me reconocen mi valía o si la demuestro es una carga demasiado pesada.
En terapia trabajamos dichas cuestiones con el objetivo de que la persona pueda sentirse con valor simplemente por el hecho de existir.
Resumiendo, en palabras del profesor M. Villegas (2011):
«Sólo desde la madurez emocional se adquiere la objetividad necesiaria para entender que es imposible ser perfectos».