La vida de Van Gogh estaba llena de nuevos comienzos, de numerosos cambios de paisaje y de imposibles ideas creativas. Siempre que empezaba algo nuevo, se convencía de que, cuando lo resolviese, todo mejoraría.
La obra «Almond» o «Flor de almendro» fue un regalo que el artista realizó a su hermano Theo, en homenaje al nacimiento de su su sobrino, Vincent, a principios de 1890.
La composición muestra una perspectiva de las ramas blancas de los almendros contrastando con el cielo.
Representa mucho de lo que Vincent pensaba sobre el renacimiento.

Me fascina esta obra; el almendro es uno de los primeros árboles en florecer. Su floración constituye todo un espectáculo, anunciando normalmente el final del invierno y el comienzo de la primavera. Un símbolo del comienzo, de una nueva vida.

almendro

A lo largo de la vida pasamos por diferentes momentos difíciles que nos exponen a crisis personales. Un crisis, aunque dolorosa, siempre es una oportunidad de cambio, un momento en el que podemos revisar nuestra visión de nosotros mismos y de la vida, de nuestros recursos… es una oportunidad para crecer, de la misma forma que los almendros florecen cada estación, las personas renacemos y progresamos con cada cambio que nos acontece. Todo depende de lo que hagamos con lo que nos suceda. Aunque el túnel parezca de una oscuridad absoluta siempre existe un final. Porque nunca se ve tan oscuro como cuando está a punto de amanecer.

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