Desde un punto de vista evolutivo, el amor y la pertenencia al grupo han sido esenciales para nuestra supervivencia. (Maturana, 2000). Nuestra especie para mantenerse viva escogió la ternura como herramienta que potenció el desarrollo cerebral que nos caracteriza. El amor supuso una ventaja evolutiva, que trajo consigo la aparición del lenguaje y el desarrollo de la comunicación.
Por este motivo ningún ser humano puede sobrevivir solo. Además para que un ser humano alcance su pleno desarrollo, necesita un grupo en el que integrarse, que ofrezca un soporte afectivo imprescindible para el bienestar emocional.
Por un lado no podemos renunciar al contacto con los otros pero, por otro lado, las relaciones sociales son cada vez más problemáticas y menos duraderas. Debido a la actual fragilidad de los vínculos con los demás existe una creciente tendencia a la sustitución de las relaciones “cara a cara” por relaciones virtuales que, a través de internet facilitan el contacto con los otros, creando parejas o amigos ficticios. Un ejemplo extremo serían los “hikikomori”, adolescentes japoneses que se aíslan del mundo, refugiándose en los videojuegos así como en los contactos virtuales, en un intento de sustituir las relaciones reales.
En terapia cada vez nos llegan más personas aquejadas de problemas de adicción a las nuevas tecnologías: redes sociales, whatsapp, chats… en un intento de buscar ese afecto que todos necesitamos, pero a través de un contexto virtual. Suele ser el reflejo de una mala gestión de esa necesidad de sentirnos queridos y valorados dentro de un entorno emocional.
Los seres humanos necesitamos un entorno grupal, no solo cuando somos bebés sino durante toda nuestra vida. Pero ni siquiera la tecnología, por más avanzada que sea, podrá sustituir el poder del contacto directo con los demás: el poder de un abrazo, de una caricia, del contacto de la piel…. Son las relaciones reales, las relaciones con «tacto» físico, las que nos proporcionan la calidez física, la cercanía tan necesaria para nuestro bienestar emocional.
