El tema de la responsabilidad es una cuestión esencial en cualquier proceso de terapia. Recuerdo como, en una sesión de pareja, los cónyuges se enzarzaron en una discusión en la que ambos culpaban al otro del problema hasta que el hombre, alzando la voz, exclamó: “tienes la capacidad de sacar lo peor de mi, mi peor versión!”

Esta expresión recoge una de las creencias que con más frecuencia vemos en las parejas:

  • “Mi pareja me hace enfadar (o me pone triste, me hace rabiar….), y, esas reacciones de enfado (o tristeza, rabia….) son “por culpa” del otro”

Absolutamente todos tenemos virtudes y defectos, debilidades o fortalezas que expresamos a través de nuestro comportamiento y que se manifiestan en interacción con el entorno. Las circunstancias, situaciones o personas que nos rodean nos despiertan unos sentimientos determinados en función de si nos generan sensaciones agradables o desagradables. A partir de aquí se desencadena una respuesta emocional que se gestionará en función de los recursos que disponga cada sujeto.

Esto mismo podría extrapolarse al escenario de la relación de pareja: En las relaciones con dinámicas “no sanas” aparece la peor versión de uno mismo porque no estamos bien, quién podría estarlo en un lugar incómodo? Tiene su lógica, si no sentimos que la pareja es un área donde puedo satisfacer mis necesidades así como las de la pareja, acabamos sintiéndonos mal y si ese malestar si no se resuelve bien con la pareja, si no se gestiona bien con uno mismo, acaba acarreando problemas. En la relaciones tóxicas , las personas pueden llegar a desarrollar graves trastornos, o manifestar síntomas reactivos a la problemática de pareja porque la persona no sabe cómo resolver la situación para estar mejor, produciéndose un bloqueo, siéndose inmovilizad@. Esos trastornos indicarían la falta de recursos de la persona que los desarrolla para adaptarse a la situación de pareja o cambiarla. No es culpa del otro, sino responsabilidad de uno mismo.

Nadie saca la mejor o peor versión de ti mismo, tú posees ambas versiones. Resulta muy gratificante aprender a manejar “la peor versión” para que, incluso en las circunstancias más adversas, uno pueda desenvolverse con responsabilidad. También conviene estar atentos, identificar y mantener cerca aquellas personas o situaciones que favorecen la versión positiva, que es aquella que nos aporta sensaciones placenteras y por tanto contribuye a la estabilidad emocional. Pero siempre quien maneja el timón de ambas versiones es uno mismo. Escoge una vida saludable, elige personas y amores sanos.

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