En una entrevista al psicólogo Walter Riso, en la que le preguntaban “Cómo podemos amar sin morir en el intento?” El psicólogo respondió: “escogiendo bien, pensando de cintura hacia arriba.”
Aunque existen muchos motivos por los que “fracasamos” en el amor, básicamente W. Riso señalaba dos problemas principales: uno es que idealizamos demasiado y el otro es que no pensamos bien a la hora de plantearnos una relación de pareja.
En el enamoramiento inicial es fácil situar a la persona amada como alguien perfecto, idealizado. Al descubrir la realidad y comprobar que no es así, que el ser amado es alguien de piel y hueso, con sus virtudes y defectos, pueden generarse sentimientos de frustración, como si el otro hubiese dejado de ser como querríamos que fuese, lo que fácilmente puede conducirnos a la decepción.
El paso de enamoramiento a amor se construye tomando responsabilidad de los sentimientos de frustración y decepción y trabajando con la pareja una base de comunicación sana, basada en el respeto, con el objetivo dialogar, potenciar la comprensión mutua, e intentar encontrar un consenso en lo esencial. Explicar lo que no gusta, desde el máximo respeto al otro, para poder tener claras las bases del juego. Si no existe ese consenso, aparecerá tarde o temprano el malestar.
Uno no elige de quien se enamora, pero sí que ese puede escoger cómo construir una relación basada en un amor sano. Transformar el enamoramiento inicial en otras formas de amor más sanas, gestionar la frustración con habilidades emocionales y comunicativas sería la clave para superar este problema que puede llevarnos a sentir una fuerte sensación de fracaso
La segunda razón que señala W. Riso por la que podemos sentirnos fracasados en el amor es algo tan sencillo como elegir mal, no pensar si la persona de la que uno se enamora conviene. Es frecuente iniciar una relación basándose en la pura atracción o el enamoramiento…. Esto es, sin pensar. Elegimos de cintura para abajo, en palabras de Riso, no de cintura para arriba… Cuando se inicia una relación deberíamos preguntarnos muchas cosas, averiguar cómo funciona el otro. A veces pueden ser preguntas tan sencillas como: qué me gusta del otro, en qué coincidimos? Es compatible conmigo?
Entonces, qué criterios debemos tener en cuenta a la hora de plantearnos una relación? Según las investigaciones, para elegir bien hay que pensar en la semejanza, que nada que ver tiene con “ser iguales”, sino con que exista un acuerdo básico sobre lo esencial. Una pareja funcionará bien con visiones del mundo similares por lo que respecta a los principios vitales de cada uno. Compatibilidad, atracción, cuidado mutuo, y comunicación sana.
Es importante aceptar la esencia de tu pareja, amar la persona que es, sin intentar cambiarla, sin sacrificios por ningún lado. Pero es tan necesario aceptar al otro como ser capaz de poner límites por lo que respecta a tus principios básicos (por ejemplo, no tienes que aceptar que tu pareja sea infiel si para ti la fidelidad es una condición esencial).
En el amor inteligente no hay sacrificio, no hay que esforzarse para gustar o que te guste alguien, es responsabilidad de dos.