Simplemente haciendo una búsqueda general en google de estos prodigiosos del balón nos podemos dar cuenta de la gran diferencia que existe entre estas dos personalidades: Cristiano, como la viva imagen del narcisismo (enamoramiento de la imagen de si mismo, proyectada de forma real o virtual sobre los demás o reflejada por ellos) versus MESSI, reflejo de la humildad, respeto… en definitiva, de la autoestima ontológica (amor a uno mismo, simplemente por existir, independientemente de los resultados).
Fijaos en estas declaraciones del galáctico CR7: “Soy mejor que Messi y el Real Madrid mejor que el Barcelona”, “Me votaría a mi mismo para el Balón de oro”, son simplemente unos ejemplos de los millones que se pueden encontrar… Cristiano Ronaldo, como buen narcisista, se valora por considerarse el mejor, el más guapo, rico, exitoso…aunque podría confundirse con un exceso de seguridad, en realidad es todo lo contrario, los narcisistas sufren de una tremenda inseguridad, porque no se valoran por SER o por existir, sino por CÓMO se muestran ante los demás. Por eso, Cristiano, necesita de la constante comparación y competición con Messi. Si Ronaldo no demuestra que es el mejor, su valor se pone en tela de juicio, se frustra y entra en sentimientos muy negativos, que le llevan a perder el control en algunas situaciones.
En el otro extremo tenemos a Messi, discreto, humilde…. se divierte en el campo. Realmente no he sido capaz de encontrar declaraciones en las que no se refiera a si mismo desde la humildad. Para él lo que tiene valor no es cómo lo hace sino la propia acción de jugar, que es lo que le conecta con el disfrute y con el entusiasmo. Gane o pierda, su estado de ánimo no manifiesta grandes desajustes. Algunas declaraciones de sus compañeros, como Neymar describen su forma de ser: “Nunca olvidaré que Messi me cediera un penalti jugándose el pichichi”… o las declaraciones del propio Messi cuando Ronaldo ganó el Balón de Oro en el 2014: “Cristiano Ronaldo es justo vencedor del Balón de Oro”. Messi no necesita compararse, ni exhibir o hacer alarde de su grandeza, porque simplemente se desmarca del narcisismo.
Hay personas, como Ronaldo, que basan su bienestar en buscar el éxito, el reconocimiento a través de demostrarse constantemente que son los mejores. Aunque parece que en nuestra sociedad esta filosofía de “el fin justifica los medios” y la “resultantitis” (obsesión por demostrar buenos resultados) ponen en juego la salud mental de muchas personas… qué pasará cuando se les acabe el éxito?
Lo importante de todo esto es entender que seas Messi, Ronaldo o cualquier persona anónima, tanto si ganas o si pierdes, si eres rico, pobre, alto o bajo…. Tu valor será siempre el mismo.
Sentir el valor que cada uno tiene es un árdua tarea que le corresponde realizar a muchas personas en su etapa adulta, cuando conectan con los déficits de autoestima que llevan a sentir angustia de necesitar demostrarse, demostrar para sentirse alguien. Como la autoestima se interioriza desde los primeros años de vida, a veces este proceso no se realiza correctamente, y se compensa ese miedo a “no sentirse válido” de muchas formas: a través de ser buenos con los demás, de que nos quieran, de tener éxito profesional, de mostrar lo fantásticos que somos… incluso algunas personas desprecian a los demás como forma de protegerse del miedo a no ser suficiente.
Cuando la autoestima depende de factores externos corre el riesgo de no desarrollarse correctamente. Lo cierto es que la autoestima no entiende de comparaciones con los demás ni de competiciones, cada vez que te comparas o que compites por ser mejor que otro, estás haciendo un flaco favor a tu autoestima.
Las personas con buena autoestima se aprecian y valoran, sin depender de la valoración externa, se relacionan con los demás desde el respeto y desde el mismo nivel, no se sienten inferiores a nadie y pueden reconocer las virtudes de los demás.