Los sueños son el reflejo de nuestras vivencias, de todo aquello que pensamos, sentimos y hacemos en nuestro día. El análisis de los sueños puede ser una herramienta más que nos ayude a comprender, analizar y resolver nuestros problemas. Pero, como cada persona vive las situaciones de un modo particular, un mismo sueño no puede tener el mismo significado para una persona que para otra, por eso las típicas interpretaciones que se describen en diccionarios que traducen el significado de los sueños es más un juego que no una información real que pueda descifrar la propia experiencia del individuo.
Lo cierto es que, aunque no todos los sueños tienen un sentido claro, muchos están poniendo de manifiesto los conflictos que solemos tener en nuestra vida. Recuerdo una clienta que me explicaba que cada vez que tenía una época de estrés soñaba con el mismo escenario: se veía en medio del océano, rodeada de tiburones, y su forma de afrontar esa amenaza era cerrando los ojos y recordándose gritando con todas sus fuerzas, dentro del propio sueño, que estaba soñando, hasta que se despertaba sobresaltada. Qué significado tenía para ella este sueño? el sentimiento de amenaza y peligro inminente, así como la desprotección e incapacidad que esta persona sentía ante situaciones laborales que le suponían un reto que le oprimía, y que vivía como un auténtico peligro para sí misma. Aquel sueño recurrente nos permitió, a través del análisis en terapia, acceder a muchos conflictos profundos que esta cliente venía arrastrando desde hacía años, como por ejemplo, la necesidad de demostrar constantemente su capacidad a nivel de laboral, como mecanismo de compensación ante las carencias que ella sentía como persona, y que arrastraba desde niña. En otras palabras, necesitaba el trabajo para sentirse alguien, porque sin él se sentía un cero a la izquierda. Todo esto fue como resultado de los aprendizajes que realizó a lo largo de su trayectoria vital, que le llevaron a sentirse cada vez más atrapada, hasta que, a través del gran trabajo que realizó mediante el proceso psicoterapéutico y aprovechando un momento de crisis personal, pudo resolver la telaraña que enredaba su vida.
Todos conocemos el dicho popular “consúltalo con la almohada”, ciertamente es una buena forma de conocer algunos, que no todos, de los significados que esconden nuestros dilemas, muchos de los asuntos inconclusos. Muchas investigaciones recientes apuntan al poder reparador del sueño, cuando dormimos bien, el cerebro se dedica a procesar toda la información que hemos vivido durante el día, haciendo un repaso de todos los recuerdos y ordena toda esa información en diferentes “carpetas” en nuestra menta, para que podamos acceder a ese conocimiento. Es como si, durante la noche, nuestro cerebro se dedicase a ordenar todo el caos y los millones de estímulos y la gran cantidad de información que recibimos durante el día.
Aprovecha el poder de los sueños, y de la información que contienen, para mejorar tu calidad de vida, para potenciar hábitos saludables como el autoconocimiento, porque todo cambio comienza siempre por uno mismo. Te invito a realizar una tarea fantástica que ayuda a mantener a tu cerebro en forma y además te puede ayudar a conocerte más:
cada mañana antes de empezar tu día, busca lápiz y papel y resérvate unos minutos para tomar notas sobre lo que has soñado, si lo recuerdas, o, intenta escribir todos los pensamientos que se pasen por tu mente en ese momento si no consigues recordar tus sueños. Poner palabras a nuestros pensamientos y emociones nos ayuda a tranquilizarnos, a ver las cosas con perspectiva y a conocernos mucho más.