Llegó el 27S, un día de celebración de elecciones en Catalunya, una jornada en la que los ciudadanos somos convocados a votar. Las elecciones son el reflejo de la libertad para decidir. La Real Academia Española da como definición de libertad el “derecho a manifestar y difundir libremente el propio pensamiento”, esto es, la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad de la persona pero en sujeción a un orden o regulación. Qué somos las personas sin libertad? puros esclavos de los demás, de las circunstancias, del azar…
Pero este no es un artículo sobre política. Escribo estas líneas en un intento de concienciar sobre la importancia de trabajar la propia libertad, la propia independencia emocional, la llamada autonomía emocional, es decir, la capacidad para responsabilizarnos y hacernos cargo de nosotros mismos y de nuestro bienestar. Sin esta herramienta, sin independencia, las elecciones que hacemos no son libres. Imaginemos una persona dependiente, que necesite tener pareja para estar bien: realmente es libre en su elección? la respuesta es no. No escoge libremente, sino que necesita esa pareja para estar bien, cueste lo que cueste. Y ese es el problema de muchas personas que acuden a consulta, que por miedo a quedarse solos, o miedo a no ser capaces sin esa pareja, continúan en relaciones tóxicas, que generan sufrimiento, o relaciones que no les hacen felices, esclavizándose en vida.
Cualquier dependencia funciona de la misma forma: necesidad de una sustancia (nicotina, cannabis, cocaína, alcohol, etc…), o de una persona (amig@s, pareja, familares) o de una situación (trabajo, hobbie, comprar…) para no sentirte mal, o para estar bien… pero el hecho de no poder tener esa sustancia, persona o situación genera un vacío e intenso malestar que limita el bienestar de la persona. Por qué muchas personas repiten siempre los mismos caminos, escogen los mismos perfiles de novi@s, o trabajos o amig@s con quienes establecen relaciones insanas, y dependen de circunstancias ajenas a ellos mismos? Porque es su manera de compensar los vacíos internos, que se arrastran desde hace mucho, probablemente desde la infancia, etapa crucial en el desarrollo de la autoestima, donde la persona inicia sus aprendizajes sobre uno mismo y sobre la vida, donde aprendemos a confiar en nosotros mismos.
La libertad se aprende desde que somos niños.
Si no te enseñaron a confiar en ti y en los demás, si no aprendiste a hacerlo desde niñ@, probablemente dependas de circunstancias que se irán repitiendo a lo largo de tu vida, tropezando varias veces con la misma piedra. Esa piedra es tu asignatura pendiente, y puede ser una gran oportunidad para deshacerte de mochilas o asuntos no resueltos de hace mucho tiempo.
Y tú, te atreves a ser libre?