Ama tus cicatrices, tus arrugas, tu celutitis y tus imperfecciones. Ámalas porque representan tus experiencias, tu vida, lo único real y necesario para ser quien eres. Tendemos a proyectar nuestras carencias en otros supuestos: si tuviera un cuerpo más delgado, si mis ojos fueran de otro color, si no tuviese este defecto… es fácil caer en el error de pensar que nuestra vida sería más plena si fuese de otra manera. Nuestra sociedad basada en el consumo potencia esa dinámica consistente en desear lo que no tenemos: contra más insatisfechos nos sintamos más necesidad de consumir en cualquier campo: vestidos, viajes, comida, relaciones amorosas, diversiones. Ahí radica la razón de las adicciones a las sustancias, las compras, el sexo… éstas no satisfacen nunca de forma definitiva y por eso inducen al consumo continuo.
El paso del tiempo es necesario e inevitable, y con él, nos transformamos física y mentalmente. Resistirse u oponerse a ello conlleva malestar y sufrimiento. Pero no es fácil aplicarse el cuento. Sobretodo porque la percepción de nuestra imagen corporal es el resultado de lo que hemos construido con las experiencias que nos han pasado. Es importante tomar consciencia de cómo has aprendido a relacionarte con tu físico, los mensajes que has ido recibiendo de tu entorno y sobretodo lo que tú has aprendido a hacer con todo ello han construido una percepción de ti que no siempre es adecuada.
Por eso te voy a dar algunas pautas para aprender a tener una mejor relación con tu cuerpo:
1.- Pregúntate cómo te sientes con tu cuerpo, coge papel y lápiz y escríbele como si fuese una persona distinta, explicándole cómo te sientes con él.
2.- Revisa todas aquellas conductas que consideras que pueden dañarle: como hablar mal de él, hacer dietas muy estrictas o comer muy mal, evitar mirarte al espejo por miedo a verte o estar constantemente comprobando tu físico…. Se lo recomendarías a alguien a quien quieres? Empieza a tratarte como si fueses tu mejor amigo.
3.- Comprométete a cuidarle mejor. Comprométete con él para que se sienta aceptado y querido. Mímale, acaríciate, ponte cremas, date masajes… ayúdale a sentir cosas positivas.
4.- Escoge una cajita. Decórala a tu gusto e introduce papelitos con mensajes positivos para que cada día te puedas regalar un momento de placer recordándote las cosas que más te gustan de ti.
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