Los psicólogos somos muy conscientes de que, para poder conectar con los demás de forma útil, necesitamos estar bien conectados con nuestro mundo interno. Porque los profesionales de la salud mental somos personas que, como cualquier ser humano, pasamos por nuestros momentos de crisis, de cambios, de situaciones que nos desbordan y que inevitablemente nos afectan. Y el psicólogo que diga lo contrario, o miente o se miente.
A veces puede costar de entender cómo una persona que se supone ser experta en aportar herramientas emocionales a los demás, no sea capaz de resolver algunos de sus conflictos por si mismo. Lo cierto es que, cuando el problema nos afecta en primera persona, a veces con los conocimientos teóricos que disponemos no es suficiente, y también nosotros necesitamos cierta distancia para poder analizar y reconducir mejor nuestros conflictos.
En eso consiste nuestro trabajo, en ofrecer un espacio sano y libre de juicio donde las personas se sientan con la libertad de poder volcar sus preocupaciones para aprender a manejarlas mejor, de una forma más funcional.
Por eso, muchos psicólogos, lejos de sentirnos avergonzados, no tenemos problemas en decir con la voz bien alta que también hemos necesitado de la ayuda de otros colegas para resolver nuestros «enredos» emocionales. Y que gracias a no tener miedo a pedir ayuda, cada vez aprendemos más y podemos transmitir mejor a aquellos quienes confían en nuestro trabajo, lo mejor de nuestra experiencia profesional, desde todas sus perspectivas.
Los psicólogos nos cuidamos, así es, así debería ser. Y entendemos que la salud emocional requiere la misma atención que la física, porque mente y cuerpo funcionan al unísono. Estamos convencidos que no se puede estar bien en un cuerpo que no contempla la mente como un aliado, con quien se necesita una comunicación fluida y sana. Nos ocupamos de nuestra mente y de nuestro cuerpo, como un todo, para estar en armonía.
Y además de cuidarnos, supervisar los casos con otros compañeros de profesión, asistir a talleres de entrenamiento, participar en grupos profesionales…. y pasarnos la vida formándonos y estudiando para estar al día de las últimas técnicas… además de todo eso, los psicoterapeutas quisiéramos compartir con cualquier persona que lo necesite nuestra forma de cuidarnos, además de aprender de todos aquellos quienes deciden compartir trocitos de sus vidas con nosotros.
A todos vosotros, compañeros de profesión y clientes, que hacéis que esto sea posible, ¡¡¡GRACIAS!!!